Texto interessante, de um
blog do jornal espanhol
El País.
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Por: Juan Arias
Millones de ex pobres están llegando al puerto de la clase media en
Brasil.
Y existe una preocupación. Esa nueva clase media baja, que por primera
vez puede acceder a los bienes esenciales de consumo, ¿conservará los
valores que siempre caracterizaron a la vieja clase media tradicional?
Se dijo siempre, que la clase media brasileña era, en el mundo de los
valores, mejor que sus políticos y por supuesto, mejor que el 5% de
ricos que acumulaban el 90% de la riqueza del país.
Ahora, sin embargo, en
Brasil existe un fenómeno
nuevo: 30 millones han pasado de la pobreza, de no tener nada, ni gas
para cocinar, ni nevera, ni televisión ( en muchos pueblos aún se la
tiene que ver en las plazas públicas), ni moto, ni estudios, a una
posición más humana.
La pregunta, sin embargo, que preocupa y angustia a sociólogos y
psicólogos así como a los formadores de opinión, es qué valores empieza a
revelar esa nueva clase media, fascinada por el consumo de bienes de
los que nunca pudo disfrutar.
Para poder responder a esa pregunta es necesario hacer una anterior:
¿cuales eran los valores de la clase media brasileña, que para cierta
izquierda era sólo expresión de una cierta burguesía, que había renegado
de los llamados “valores del proletariado”?
Según ha escrito Marcos Aguines, en el diario La Nación de Argentina,
las clases medias de América Latina, al revés de algunas europeas,
comenzaron, tanto en el campo como en la ciudad, a crear valores que se
apoyan en tres culturas: “la cultura del trabajo, la cultura del
esfuerzo y la cultura de la honradez”.
La cuestión es si hoy esas nuevas clases medias, que en realidad son
familias que han salido de la extrema pobreza y aspiran a ser clase
media, van a heredar esos valores fundamentales de la vieja clase media o
si, acabarán perdiéndolos contaminados por la cultura de una política y
financiera cada vez más degradada en su función ética, donde lo que
resalta es la corrupción, la ganancia fácil e ilícita, la ausencia de
ética, en una palabra.
Según el sociólogo brasileño, Fernando Henrique Cardoso, a pesar de que
la nueva clase media, con mayor acceso a la información se da cuenta de
que la política “es cada vez más un juego en el que todo vale, en el
que la moral cuenta menos que el resultado”, es posible y deseable que
continúe con sus valores de ayer, estimulada por la enseñanza, los
medios de comunicación y los valores típicamente familiares.
Según Cardoso,
Brasil ha mantenido en su clase media,
la cultura heredada de los emigrantes que dieron ejemplo de “esfuerzo en
el trabajo” para preparar una vida mejor para sus hijos. Ellos hicieron
realidad el hecho de que el dinero se gana con sudor, con esfuerzo y
con honradez y no con el robo y la corrupción.
Hay quien pueda ver en estos tres pilares de la clase media brasileña:
trabajo, esfuerzo y honradez, valores conservadores por hacer parte de
un patrimonio tradicional.
Sin embargo, considerados los tiempos en que vivimos, en los que los
políticosy financieros se jactan de enriquecerse sin esfuerzo y no
tienen escrúpulos en hacerlo hasta apoderándose del presupuesto para la
merienda de los niños de las escuelas pobres, es difícil tachar de
conservadores a quienes aún creen en la honradez que les enseñaron sus
padres y que creen que no es cierto que todos tenemos un precio.
Hace tres días, dos mendigos que viven en la calle en Sâo Paulo
entregaron a la policía una bolsa con 20.000 reales (unos 8.000 euros)
encontradas en el suelo, abandonada por unos asaltadores.Y en el momento
en que escribo este post, el famoso senador Demostenes Torres, acaba
de perder su escaño acusado de haberse enriquecido con sus connivencias
con un empresario de juegos ilícitos.
No me cabe duda que la clase media, la vieja y la nueva, está más
cercana, a los valores de la pareja de mendigos, que a la del senador
estafador y corrupto.